La guerra de los ángeles.

Damián y Federico, los gemelos, fallecieron en el sesenta y ocho en lo que el pueblo aún llama la guerra de los ángeles.
Por aquel entonces los comunistas nos prohibieron celebrar misa y el padre Bonifacio se subió al campanario encolerizado jurando que si los rojos no cambiaban de parecer, las tropas celestiales bajarían a la tierra y no dejarían piedra sobre piedra.
Al día siguiente un grupo de seres dirigidos por quien parecía ser el arcángel Gabriel tomaron la plaza principal. Federico, que era comunista y había combatido en la guerra civil de un país cuyo nombre siempre olvido, dirigió a las tropas rojas en la defensa del pueblo. Murió asesinado por el propio Gabriel.
Damián por otra parte siempre había sido un hombre de paz y fervoroso creyente. Cuando supo que los ángeles habían bajado a defender la misa quiso unirse al ejército de dios.
Al llegar a la plaza, sitio donde acampaban las fuerzas celestiales, fue detenido bruscamente por un par de ángeles que no lo dejaron hablar con Gabriel. Cualquier intento de conversación era inútil de todas formas. Los ángeles hablaban un idioma desconocido.
Damián decidió que la única forma de unirse a las tropas de dios era convirtiéndose en ángel. Subió a su habitación y se pegó un tiro.
Nunca lo vimos en medio de las tropas de ángeles aunque lo buscamos hasta el día en que aquellos seres se largaron derrotados. El padre Bonifacio dijo que el suicidio era pecado mortal y que por eso no pudo ser ángel. Los comunistas decían que aquellos no eran ningunos ángeles. Eran soldados yankees enviados en secreto a colaborar con los conservadores.