lunes, 8 de noviembre de 2010

Dientes y bichos



La sonrisa de Roberto era lo que había conquistado el corazón de Karla. Por eso se alegró tanto al verlo ahí, sonriente, esperándola con los brazos abiertos, viendo como ella bajaba del avión.
Corrió hacia él en cámara lenta, como en una mala película romántica. Él también corría hacia ella cegando a todos con su sonrisa de supernova.
Cuando estuvieron a pocos centímetros el uno del otro Karla observó con espanto como la boca de Roberto se abría horriblemente, como si intentase devorarla de un bocado. Pero lo que más le había asustado era ver la parte de atrás de sus dientes, verdosos, putrefactos, llenos de extrañas cosas nauseabundas que no sabría como describir.

Karla despertó asustada y empezó a beber como una posesa de un vaso de agua que tenía sobre la mesilla. De repente recordó que Roberto había bebido de esa misma agua y escupió asqueada dejando al mismo tiempo caer el recipiente de oportuno plástico.
-¿Pero tú eres tonta?
Se dijo a si misma mientras intentaba calmar el redoble de su corazón. Se repitió a si misma que solo había sido una estúpida pesadilla y se volvió a acostar.
A su lado Roberto dormía plácidamente ajeno a todo. Karla intentaba conciliar el sueño pero la escasa luz que entraba de la calle le permitía distinguir la boca entreabierta de su marido y no podía dejar de pensar en aquella pesadilla.
Encendió la luz de la mesa de noche y sacó un libro: El principito. Empezó a buscar la página donde se había quedado y recordó de repente algo que había leído ahí:
-“Lo verdaderamente importante es invisible a los ojos”
Supuso que Exupèry no se refería a eso, pero buscó una linterna y se acercó a la boca de Roberto. Éste se despertó asustado al sentirse observado y a punto estuvo de darle un codazo en la cara.
-¿Qué demonios haces mujer?
-Nada, es que me pareció que se te había metido un bicho en la boca.
La improvisación de Karla hizo que Roberto saltara asqueado de la cama, esta vez el codo si le dió de pleno en el rostro. Roberto corrió al baño y vomitó.
Karla intentó traquilizarlo pero Roberto que no entendía razones la hizo acompañarlo en pijama a urgencias.La recepcionista del ambulatorio se rió con ganas de la pareja y les dijo que cuando atendiesen los casos mas graves los vería un médico.
Después de esperar casi cinco horas se regresaron a casa no sin cierta resistencia de Roberto.

Treinta y dos. Karla las había contado y fueron treinta y dos las veces que Roberto se lavó los dientes ese día. Estuvo a punto de contarle la verdad pero no se atrevió. Decidió que era mejor sacarle provecho a la situación y se ofreció a ayudarlo a limpiarse para poder verle los dientes y tranquilizarse ella misma, pero Roberto se negó en redondo.
Todo el día Karla estuvo intentando mirar en la boca de Roberto con disimulo, pero este, que no le quitaba el ojo, al sentirse observado corría al baño gritando como un loco:
-¿Tengo otro verdad?

La situación continuó así durante seis días, Karla buscaba la manera de mirar lo “invisible a los ojos” mientras Roberto se hacía radiografías buscando bichos.
Aquella última vez que se vieron, Roberto venía muy enfadado de ver al médico que se había negado a autorizar una costosa tomografía axial computarizada, el último recurso que Roberto había encontrado en internet para buscar su bicho (Robertito como lo llamaban burlonamente los del trabajo que sabían la historia).
Karla por su parte venía de comprarse instrumental odontológico decidida a acabar con sus temores de una vez por todas. Camino a casa Roberto se dijo a si mismo que debía dejar sus temores de una vez. Este asunto del bicho lo estaba distanciando de su mujer... La pobre no hacía más que mirarle la boca.
Al llegar decidió hacer algo que no hacía desde quién sabe cuándo. Se acercó a su mujer y la abrazó decidido a darle un beso. Cuando Karla vio aquella boca que se acercaba le dió una patada en los testículos al propietario y corrió. Corrió hasta desaparecer de la vista y de la vida de Roberto.
Cuando Roberto se recuperó del golpe, le dijo a la ya lejana karla, como si ella aún pudiese oírlo:
-Pero amor, lo del bicho fue hace una semana...

2 comentarios:

  1. Publicado hace un montón de tiempo en mi amado y ya extinto foro "Perras negras".

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  2. Corregidos los errores de formato. El archivo original era pdf y se descuadraba al pegarlo.

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