sábado, 20 de noviembre de 2010

Los tres discutidores


¡Domingo! Al fin un día de descanso. Un día sin duras presiones laborales como mantener un ojo en el ordenador y otro en el jefe para que no se de cuenta de que estás viendo porno.
El domingo es un día genial, es el día en que dejamos de pensar en facturas e hipotecas y nos reunimos para hablar de temas de verdad; Cosas de hombres, verdaderos asuntos trascendentales. Estoy seguro de que García Márquez se inspiró en el Borja, Javi y yo cuando mencionó en aquel libro infumable del colegio a los tres discutidores.
Como solía ser normal en aquellas tertulias, el primer tema a tratar fue la estrategia militar:
-¿Quién creen que ganaría un combate entre el auto fantástico y una tortuga ninja?
La discusión se prometía dura y encarnizada.
Es en esas ocasiones en las que alguien inicia el día con un tema tan complejo, cuando más se nota nuestro carácter intelectual. No logramos llegar a una conclusión, pero seguro podríamos resolver alguna otra polémica de igual importancia.
Uno a uno íbamos sacando a colación algunos de los temas que desde siempre habían intrigado a la humanidad:
-Si Superman lleva calzones encima de las mallas ¿Creen que lleva otros debajo?
-¿Si el pato Donald nunca lleva calzones porqué cuando sale del baño se cubre con una toalla?
En medio de la algarabía de la charla alguien aprovecha para buscar una página cochina en internet. Pude haber sido yo, no lo niego, pero entre tanta cerveza no podría asegurar nada. La página en cuestión hace que de repente la discusión pase a tratar el siempre complicado mundo de la química:
-¿La silicona es un elemento de la tabla periódica?
Borja decía que no, Javi asegura que sí e incluso aventuró que estaba junto al hidrógeno. Yo llegué a la conclusión de que la que se ponían las viejas en las tetas no, pero la que venden en la ferretería sí.
Los otros se suscribieron a mi conclusión y brindamos por la unificación de criterios, pero la mención de tetas nos hizo perder el hilo de nuestros profundos pensamientos y por primera vez en todo el día nos vimos obligados a mantener un embelesado y babeante silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario